A ver solo se aprende mirando.
Ver y percibir consiste en el alumbramiento de cierta realidad a través de estímulos producidos por el mundo externo. Nuestro rol como espectadores, según Eduardo Pellejero “nos otorga a un doble ejercicio, la mirada evalúa y aprecia, es critica o creativa, deforma o problematiza. El choque de lo que vemos, sentimos, con lo que somos.” Dicho choque evidencia el verdadero poder del misterio del arte. La visión es, desde hace siglos, sinónimo de descubrimiento. Una cortina que se abre para revelarnos una verdad.
Interviniendo el espacio con dibujos, pinturas, videos e instalaciones, Christian Riffel nos invita a repensar nuestra manera de ver. Propone así un cambio a partir de la creación artística. Nuestra vista recorre las estructuras geométricas libres, pero no logra encontrar un punto fijo en el cual posarse. En cambio, formas ortogonales como también curvas hacen fluir nuestra mirada a través de un recorrido por una invención dinámica, en la cuál los planos y volúmenes cromáticos iluminan en función de una estructura irregular. La mirada pasiva se vuelve activa. De ese modo hay una acción, es decir, una causa y un efecto.
Concretismo y geometrías logran una dimensión original del espacio, en el cual tanto se ha indagado, penetrado y proyectado, reflejando una inconfundible identidad. Una inevitable referencia a las vanguardias abstractas nacionales de principio y mitad de siglo, como la agrupación Madí y Arte Concreto Invención. Integrando nuevas tecnologías, esta serie de trabajos nos induce a ejercer un rol protagonista, tomándonos el tiempo para interrogar y re significar lo que vemos, transformándolo en objeto de reflexión y progreso.
Pablo Frezza
