“[...] Frente a una escultura, sea objeto, señalamiento espacial visual o sonoro, o instalación lumínica, somos un cuerpo, una vibración de materia, arrojada, enfrentada a otra [...]”.
La presente exhibición reúne a un grupo internacional de artistas contemporáneos con formaciones e intereses diversos pero que comparten una serie de inquietudes en el proceso creativo que vienen desarrollando en los últimos años. Este recorrido está relacionado, entre otras cuestiones, con investigaciones en torno a la instalación site specific: la relación espacial de la obra con la arquitectura y el espectador; la incorporación de la luz tanto de manera material como simbólica; y el color y su relación con la luminosidad, la transparencia y la opacidad. La muestra pretende potenciar estos cruces y puntos de encuentro, creando un diálogo entre las obras expuestas pero a la vez respetando su individualidad y su espacio de interacción con el público, punto central de las propuestas que aquí se presentan.
Los trabajos expuestos presentan una gran diversidad de materialidades y técnicas, que van desde la pintura y la pintura-objeto instalativa, pasando por objetos escultóricos y obras lumínicas. La mayoría de las obras que se presentan en Emplazamientos. Luz, color, espacio fue realizada especialmente para la exhibición teniendo en cuenta la arquitectura del lugar o en diálogo con otras obras, que se emplazan en el espacio expositivo y se expanden hacia el territorio que le es propio a los visitantes. Como sostiene Claire Bishop, “[...] más que considerar al espectador como un par de ojos incorpóreos que inspecciona la obra desde una cierta distancia, las instalaciones presuponen un espectador corporeizado con los sentidos del tacto, olfato y oído tan desarrollados como el de la vista. Esta insistencia en la presencia literal del espectador podría decirse que es la característica clave de las instalaciones. [En ellas] el espectador está considerado en cierta manera como parte integral de la conclusión de la obra”. Al igual que el espectador, el espacio también es un elemento constitutivo de las piezas aquí instaladas y se comporta con un agente activo.
La propuesta de David Petroni refleja sus investigaciones más recientes entorno a un profundo estudio del color y la luz y cómo estos elementos combinados pueden modificar la materialidad de los objetos con los que interactúan, a la vez que juegan un rol fundamental en la percepción visual de ciertos fenómenos ópticos/visuales. En esta oportunidad, Petroni instala tres piezas de acrílico translúcido, construidas específicamente para tres vitrinas que se ubican en el ingreso de la primera sala de Espacio Cavallero. La luz coloreada es la que crea objetos tridimensionales y volúmenes de carácter inmaterial, casi hologramático frente a la mirada de los espectadores. Son obras que hacen preguntarnos por nuestra capacidad de percibir y experimentar la dimensión real y virtual de los objetos que vemos. Por su parte, el artista francés Antonin Hako, que reside en Buenos Aires desde hace un año, invade la vidriera que da a la calle y algunos otros espacios del entrepiso con una escultura inflable, un volumen de tela delgada y flexible que se integra a la arquitectura industrial del lugar. Como si se tratarán de los pulmones de una criatura que respira profundo y fuerte, estas piezas se inflarán y desinflarán durante la exhibición, lo que provocará un cambio en sus formas, pasando de superficies tensas y vibrantes a un objeto sin vida y plano. Con esta propuesta el artista busca introducir la noción de temporalidad en la apropiación de un espacio.
Francisco Galán presenta una instalación compuesta por un péndulo que cuelga del techo y que en su interior contiene una bobina Tesla, justo debajo, en el piso se disponen una gran cantidad de tubos de luz de diverso tamaño que crean una especie de trama o dibujo geométrico. Se trata de un trabajo que resume de manera elocuente el modo de trabajar del artista, que comienza con un profundo y minucioso estudio de una tecnología en particular, la que complejiza combinándola con diferentes esquemas, mecanismos, bocetos y pensamientos. En este caso, el interés nació al explorar el fenómeno del electromagnetismo y su capacidad de hacer reaccionar a la luz fluorescente. En esta instalación la luz es el resultado de un acercamiento entre dos cuerpos que no se tocan, que crean una serie de eventos lumínicos a través del encendido y apagado de los tubos mediante la oscilación pendular, lo que genera una reflexión sobre la fuerza de aquello que es invisible a los ojos pero que conserva toda la potencia al interactuar con la materia.
Christian Riffel ocupa la sala del subsuelo con una obra instalativa de sitio específico, cuyo principal componente es también la luz. Sin embargo, a diferencia del resto de los artistas que trabajan con este elemento, en esta propuesta el objetivo es crear distintas proyecciones de sombras generadas por la interacción de múltiples focos lumínicos con diversos objetos como espejos y volúmenes escultóricos geométricos muy característicos del lenguaje del artista. La incorporación de objetos encontrados y reutilizados, como el caso de una persiana de madera, es uno de los elementos más innovadores dentro del trabajo que desarrolla el artista desde hace algún tiempo. De todas maneras, los objetos en sí no son los protagonistas de esta pieza sino los fenómenos visuales que crean estas sombras. De esta manera la propuesta se vuelve inmersiva y altamente estimulante para quienes la visiten y al recorrerla puedan experimentar distintas sensaciones.
Por su parte, el artista italiano Alberonero presenta Quattro, una pintura-objeto de muro muy representativa de las investigaciones artísticas que desarrolla en los últimos años. Esta pieza fue producida durante una residencia realizada en Buenos Aires en 2017. La obra está compuesta por cuatro bastidores cuadrangulares de tela translúcida coloreada de un modo muy sutil y delicado, con una paleta muy clara y luminosa, cercana al blanco. Cada paño, de formato cuadrado, elemento minimalista clave en la producción del artista, es ubicado en forma de rombo y superpuesto con el siguiente. Es justamente en esa superposición donde se crean colores un tanto más fuertes e intensos, en estos cruces se da una mezcla óptica cromática al posar la mirada sobre ellos. Las sensaciones visuales que provocan el color y las formas esenciales y sintéticas son características propias del trabajo de este artista.
Por último, el también francés Nelio Riga, artista que al igual que casi todos los presentes en la muestra desarrolla en paralelo obras de gran escala en el ámbito urbano, presenta una propuesta pictórica abstracta, en un lenguaje que le es propio, a mitad de camino entre la rigidez geométrica y la soltura expresionista. Las piezas, realizadas especialmente para la exhibición, están en un claro diálogo con las obras de su colega Alberonero, al trabajar en una paleta cromática igualmente clara y luminosa. En consonancia con una de las temáticas centrales de la muestra, la luz, está trabajada no solo de manera pictórica sino también simbólica, al utilizarla como método de borrado de los contornos de las formas, para que sean apenas perceptibles, y de este modo se da lugar a una homogeneidad casi monocromática. Las pinturas, así, funcionan como una fuente de luz que impregna la retina de los espectadores al entrecerrar los ojos, y crean una sensación de halo nebuloso evanescente. Son una representación de la memoria inmediata, brumosa y abstracta de la luz, congelada en su movimiento perceptible, que ya está desapareciendo.
La definición de la palabra Emplazamientos no sólo se refiere a la ubicación y colocación de ciertos objetos en un espacio dado, sino que éstos, a su vez, generan situaciones y experiencias puntuales, ya que se fusionan con el ámbito que los albergan de manera específica, a la vez que involucran a quienes se acercan a experimentarlos. Todas las piezas aquí presentes apuntan a generar a través de la luz, el color y el espacio que ocupan diversas sensaciones en los espectadores, poniendo en juego no solo la percepción visual sino también la dimensión corporal, al recorrerlas y ser parte de ellas.